"Nothing. . . Everything. . . Nobody. . . Somebody."
Saturday, October 13, 2007
Cómo sacarse la mierda (en los medios)
La pelea Hildebrandt-Mariátegui (con su toque Tafur) tiene un nuevo capítulo. Pueden leerla aquí (o aquí, porque el texto desaparecerá mañana). Cuando todos se sacan la mierda -y con temas que hasta cierto punto sólo le pueden interesar a los involucrados- me pregunto si existe algo así como la pelea "limpia". No lo creo. Un debate no es pelea, pero la pelea como guerra, siempre es sucia.
Superficialmente en medios escritos una pelea es una buena oportunidad para lucir la pluma, para agrietarse el cráneo pensando en la manera más ingeniosa de decirle cojudo a alguien. Existen los que apenas pueden con los adjetivos -por ejemplo, Tafur, es uno de esos, uno que escribe como habla- y están los otros que enhebran figuras, que construyen símiles complejísimos y abundantes en callbacks, que desempolvan lo más rococó de su repertorio. CH es un capo en ese vaciadero. No sólo espeta, sino que hace literatura.
Para un periodista peruano los objetivos del insultadero son, grosso modo, los siguientes:
a) La inteligencia: el insultado siempre es más bruto que el insultante, tiene menos cultura, está menos informado, no sabe conjugar y apenas sabe gramática. Y, por extensión, se cumple eso de "el estilo es la medida del hombre". Si no sabes usar el lenguaje por lo tanto no puedes pensar bien. Ergo, eres un imbécil. En este punto otra variante es sacar en cara la pobreza de la educación del insultado: quizás no terminó la primaria, quizás sólo la secundaria, quizás sólo fue alumno libre en la universidad o autodidacta, quizás terminó, pero nunca sacó cartón o no hizo su tesis, quizás nunca salió fuera del Perú a hacer un posgrado. Todo cuenta cuando quieres rebajar al adversario. Señalar la diferencia en inteligencias también es señalar la diferencia de niveles. El que insulta otorga siempre una ligera ventaja digna de encomio, tal como si se la diera a un retrasado: "dale no más, que lo que dices, no me afecta.
b) El físico: o eres demasiado chato o demasiado grande, o eres demasiado flaco o demasiado gordo. Y en cuestión de razas, sólo te la sacarán en cara en la medida que eso te genere o no culpabilidad, si es que acaso eres un acomplejado. El físico, como si fuera una novela del XIX, es un muestra visible del carácter y la catadura moral.
c) La sexualidad: Los insultos concernientes a la sexualidad siempre son caletas, pero no lo suficientemente caletas para pasar desapercibidos. Son pequeños giros o énfasis. En los hombres, siempre hay que insinuar que el insultado es maricón. En las mujeres, es normal aludir a su regla. En ambos casos, la alusión a la sexualidad explica por qué el adversario se exalta tanto o defiende a muerte a un tercero.
d) El linaje: ¿Quién es tu padre?, ¿quién es tu madre?, ¿quién es tu hermano?, ¿quiénes tus ancestros?, ¿qué nacionalidades contaminantes se hallan en tus genes?, ¿un familiar tuyo estuvo en prisión? Describir la genealogía siempre lo explica todo.
e) Drogas: De entre todas las drogas, la coca es la que más duele. Porque la hierba... vamos, ¿quién no se fuma un porro de vez en cuando y en una reunión de periodistas?
f) La corrupción: "Con plata baila el mono" dice el refrán y no ha habido periodista talentoso, o de los otros, que no se haya visto en la disyuntiva de empezar a trabajar en el bando ideológico contrario -o simplemente haciéndose el loco y de la vista gorda con muchas cosas en su mismo sitio- por unos dólares más. El fujimorismo popularizó y extremó esta forma de insultar a un periodista. La idea de fondo es que si eres un periodista de verdad, tendrás que ser pobre hasta que te mueras. También es usual que algunos periodistas se lancen autopanegíricos ostentando su miseria: "yo, que vivo en un departamento alquilado", "yo, que apenas si tengo un viejo Datsun del 86", etc. Los pobres son incorrompibles.
Pero esto es en la superficie. Porque si las peleas se leen en profundidad y entre líneas, los que se insultan, en realidad, se mandan mensajes en clave, sueltan de a poquitos información sensible que hará enrojecer y sudar. Y normalmente esa pelea "secreta" quedará fuera del alcance del lector común y corriente, como quedan fuera del alcance del oído humano ciertas frecuencias emitidas por los murciélagos. Pero a diferencia de los murciélagos, los periodistas no pelean en una cueva, sino que salen a la luz y se muerden al aire libre, para el sano esparcimiento de todos nosotros.
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4 comments:
claro uno le llama al otro el idiota de la familia diciendo que de su familia el aludido es la verguenza o algo asi porque como todo el mundo sabe tooooodos tienen que pensar igual a su abuelito, o padres...
Y el otro no se queda atras, saca el lenguaje ya de culebron retro de novelita y saca eso de bastardo...fo un adjetivo despectivo totalmente anacronico
La pregunta que hay que hacer es: ¿a quién le ha ganado Alditus? ¿Qué batallas por la democracia o la libertad ha dado? La verdad es que compararlo con Hildebrandt es como pretender comparar a Javier Diez-Canseco con Torres-Caro: aunque no coincidamos con sus ideas, JDC tiene una trayectoria y se ha ganado el respeto de todos sus colegas. Torres-Caro, al igual que Mariátegui es un ignorante mequetrefe dispuesto a prostituir su línea editorial por un plato de frejoles. De la misma manera que remataba las empresas públicas a inicios de los 90 cuando trabajaba en el comité de privatizaciones, siguiendo las órdenes de su jefecito Fujimori.
Sin embargo en una epoca el mismo CH no pensaba eso de Mariategui, claro era la epoca de piñatatoledo y esas cosas
Como sacarse la mierda literalmente: http://blog.breno.org/2007/10/y-s-nos-estrellamos-contra-el-piso-por.html
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