"Nothing. . . Everything. . . Nobody. . . Somebody."

Monday, July 23, 2007

No dejéis que os metan la rata


A propósito de la FIL, a la que aún no he ido, y de mi repaso por la poesía de Róger Santiváñez a través del libro Dolores morales que salió el año pasado, pero que compré hace unas semanas, comparto la crítica perpleja de un libro de poesía gringo llamado Why Speak? de un poeta joven con el nombre de Nathaniel Bellows (1972), presentado en sociedad por sus editores como una de las voces poéticas más notables in "recent memory". La reseña de la Contemporary Poetry Review es, por el contrario, maleteadora, en resumen porque la simpleza de los versos, según esta lectura, no tiene nada de lírica y sí mucho de intrascendente. Dice la crítica:

One measure of a great poem may well be that it cannot be subtracted from without harming the whole: that every word, every line, is necessary. This sense of necessity is painfully lacking in Bellows’s longer poems, and I find myself asking “why?” throughout the tedium of reading them.

Es un poco jodido leer una reseña de un libro que no se conoce, pero lo que me interesa subrayar es esa idea, esa "medida" tan extendida de que un Poema bien logrado (así en mayúsculas e ideal) es algo así como un artefacto perfecto, uno en el que nada le sobra, ni nada le falta. Esa idea la vengo escuchando desde hace siglos y siempre me pareció una idea extraña, más esotérica que otra cosa (y vaya que el mundo de la poesía está lleno de huevadas esotéricas como los seguidores de El Código Da Vinci).

Pero luego, en la reseña hay otra "medida" de la buena poesía:

As an editor once observed to a poet awaiting word on his submission: “No one wants to read about you, they want to read about themselves.” The “I” of the poem must perforce be a universal one in order to reach the “I” of the reader and not be merely a recitation of personal history overheard without involvement, like listening to a stranger on a bus...

Con esto sí puedo estar de acuerdo, porque hay tanta poesía que me ha hecho perder el tiempo o que no me dice ni mierda (no mencionaré nombres), llena de imágenes horrorosas o de estrujamientos sintácticos borderlines, que me provoca pedir inmediatamente la devolución de mi dinero. Por supuesto, hablo como un lector promedio común y corriente, uno que tiene que trabajar, pagar cuentas, atender a los nenes, y que no tiene por qué zamparse todo el menú de los cheffs del Parnaso. Hablo como un lector que, en la medida de lo posible, espera que no le metan la rata. Y los poetas, florerazos únicos que por momentos dan miedo, son expertos en meter la rata bajo la coartada de lo "poético". La verdad, me dio gusto leer una reseña como la que cito arriba porque ahí hubo alguien que dijo, con sus argumentos, atendibles o no, NO ME METAN LA RATA.

Pero en el mundo real es difícil decir tal frase, porque resulta que muchos de esos libros no están dirigidos ni a ti, ni a mí (o sea, los burros), sino a los que supuestamente saben (los críticos, sus amigos, etc). Y después se quejan de que no tienen lectores, ja. En fin, simplemente concluyo que me gustaría ver más libros (de poesía y peruanos) que en la tapa me digan "¡léeme!" y "léeme porque te voy a decir algo importante, algo que vas a necesitar saber". Sería genial, digo yo.

Como remate y para que los detractores vean cuáles son los límites de mi ancho mundo cultural, los dejo con este clipcito de "Dead Poets' Society". How convenient:



1 comment:

LuchinG said...

Fantomas: creo que los dos párrafos están conectados, alm menos en la forma en que yo percibo el significado de "que nada sobre": si creo que lo que dice el autor no me dice algo a mí, entonces siento que se están metiendo un floro completamente prescindible.