El ex etiquetante o etiquetoso –o sea, ex miembro del equipo de Etiqueta Negra- Juan Manuel Robles –que luego editó esa revista que no tuvo muy buena suerte llamada Helio- acusó recibo de las mordidas de termita de los microbloggers y se preguntó hace un par de semanas, muy conflictuadamente y desde la imponente plataforma de El Mercioco, sobre el ser y la nada, sobre la existencia online, sobre su condición de blogger. Escribió Robles:
Ahora resulta que esto no es un blog. Yo no soy un blogger y quienes leen estas líneas no son seguidores de blogs, sino cándidos cibernautas atrapados por las fauces de ese monstruo hipnotizador chupa-lectores que es El Comercio. O sea, ustedes no me siguen: les soy impuesto por alguien más grande. Soy falso. Acabo de leer eso en una página en la que unos chicos muy exaltados celebraban el Día del blogger, mega evento ritual virtual al que, por supuesto, no fui invitado. Fue así como me enteré de algo que se sostiene hace tiempo: Santa Lima no es un blog porque, entre otras cosas, los bloggers de verdad no cobran. Bueno, mientras le buscan otro nombre a lo que están leyendo ("parablog" suena bien, creo), yo voy a hacer lo que más o menos hago siempre, o sea, mirar las cosas, escribir sobre ellas y ver cómo reacciona mi público. Sí, así les llamo, mi público. Con cariño. Es cierto que a veces tengo ganas de matarlos, pero en el fondo los aprecio a tal punto que, esta vez, he decidido seguir las recomendaciones de las decenas de comentaristas que me pidieron ir a la avenida Habich a ver chifas. Interactividad total: ustedes teclean y yo reacciono. Y eso que esto no es un blog.
Para el próximo año, entonces, que el Blog Day sea en un chifa. Paga El Comercio, diario que algunas veces -no me refiero a Robles- parece que hace paraperiodismo.
8 comments:
me rectifico: el ombloggismo de hiroito robles lo hace ganador del titulo de bloggero.
No entendí, ¿El Comercio paga a sus blogeros? Fantomas ¿Por qué no te apuntas? jeje, Yo voy corriendo..
Interezante interpretación de la masa bloggera; al menos ha hecho un mea culpa algo digno. Al igual que tú sigo pensado lo mismo. Son "seudoblogs" no "parablogs". Ergo, no podemos competir con ellos, así como las editoriales no pueden competir con los piratas.
Los blogs de El Comercio sí son blogs!
Hasta el Morsa se rectificó en ese sentido comentando un post pasado.
Slds
Tanta cosa porque viniendo del periódico más chic del país y de la revista más ídem del mismo,no lo invitaron a la fiesta del blogDay. Y seguro le dijeron que la torta estuvo rica y la piñata generosa. Desagradecidos, pero él los quiere y a ver si el próximo año sí lo invitan a su collera y hasta le dejan soltar sus perlas de sabiduría. Ya saben, en el chifa y su viejo pagará la primera ronda de wantanes.
por que siempre hablan de "competir"??? ¿Es que la condicion de un blog implica una competencia en igualdad de condiciones??? ¿SI un blog tiene una empresa que los respalda ya no es blog??? ¿SI le pagan al blogger, ya no es blogger??? Mas parece una preocupacion de egos.
Mauricio
Ay sí, así no se vale, a él le dan computadora y sueldo y además tiene talento, y yo en cambio me tengo que rebanar el cerebro para escribir cuatro idioteces que nadie lee. Así no se puede competirrrrr!!! Yo quería ser famoso y ya no soy nadie, mi cerebro de polietileno se derrite, ahora a quién voy a buscarle bronca? Ocraaaaaam por favor dime lo que tengo que hacer y pensar como le dices al Morrrrrsaaaa!!!!
No termino de entender a qué se refieren con seudoblogs. Personalmente creo que el blog es en principio una plataforma virtual. Porque quien sabe si algún extremista decide que "blogs son solo los de blogger" ¿y entonces donde quedarían wordpress, blogsome y otros?
En todo caso creo que la diferencia estaría en quién pone la plataforma. A nosotros nos la pone Google/Blogger, a otros, wordpress.com y bueno, a los del Comercio se la pone la corporación... y además les paga...
En todo caso me parece que nosotros bloggers libres le damos otros usos a nuestros espacios que seguramente los del Comercio no podrán al tener que cumplir con políticas editoriales mucho más estrechas.
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